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¿Es posible medir el dolor de nuestros pacientes?

Recebido 27 January 2025 Autores:
José Eduardo Martinez
jemartinez1958@gmail.com
Código ORCID
0000-0002-386-6822
Institución
Pontifícia Universidade Católica de São Paulo
Título académico
Professor titular de Reumatologia
Eduardo dos Santos Paiva
eduevicky@gmail.com
0000-0001-5173-1581
Institución
Universidade Federal do Paraná
https://doi.org/10.46856/grp.13.e204
Citar como:

Martinez, J. E., & dos Santos Paiva, E. (2025, May 30). ¿Es posible medir el dolor de nuestros pacientes?. Global Rheumatology. Vol 6/ Ene - Jun [2025]. Available from: https://doi.org/10.46856/grp.13.e204 

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¿Es posible medir el dolor de nuestros pacientes?

El objetivo de este estudio es describir y discutir los principales instrumentos para evaluar el dolor musculoesquelético crónico y sus síntomas y síndromes asociados. El tratamiento de pacientes con dolor crónico, independientemente de la enfermedad de base, impone desafíos inherentes a la multidimensionalidad. Uno de los principales es cómo medir el resultado de las intervenciones. Las formas más comunes de medición son las escalas analógicas. Se consideran unidimensionales porque evalúan solo la intensidad del dolor sin considerar otros aspectos clínicos. El uso de cuestionarios con escalas multidimensionales tiene la ventaja de captar no solo la intensidad del dolor, sino también otros fenómenos que lo acompañan, como el grado de incapacidad, aspectos emocionales e impactos sociales y ocupacionales. En cuanto a los instrumentos multidimensionales para la evaluación del dolor, citamos el Inventario Breve de Dolor y el Cuestionario de Evaluación del Dolor de McGill. Otros instrumentos multidimensionales incluyen: Clinically Aligned Pain Assessment (CAPA) Tool, Defense and Veterans Pain Rating Scale, Geriatric Pain Measure, Pain Impact Questionnaire (PIQ-6), Pain Monitor y ShortForm-36 Bodily Pain Scale (SF-36 BPS). Respecto a los cuestionarios más específicos, existen el Cuestionario de Impacto de la Fibromialgia, la Escala Fibromiálgica y el Inventario de Sensibilización Central. Entre los síntomas que con más frecuencia acompañan al dolor crónico, destacan la fatiga y los trastornos del sueño. Estos cuentan con cuestionarios específicos para su evaluación, además de formar parte de instrumentos más genéricos. En conclusión, la búsqueda de una métrica simple y aplicable para el dolor crónico aún está lejos de alcanzarse.

Dolor crónico en la reumatología

La reumatología es la especialidad de la medicina interna que estudia y trata las enfermedades del aparato locomotor. Aunque los mecanismos fisiopatológicos pueden diferir entre enfermedades, el dolor es el síntoma más frecuente y la principal causa que lleva a los pacientes a buscar ayuda médica.

En reumatología, predomina el dolor crónico, definido como aquel que persiste más allá del tiempo esperado para la resolución de la lesión. La “International Association for the Study of Pain” (IASP) define el dolor crónico como aquel que persiste o recurre por más de tres meses.

En la clasificación del dolor crónico propuesta por el grupo de trabajo de la IASP para la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), las enfermedades reumáticas pueden clasificarse dentro del dolor crónico primario (como la fibromialgia), el dolor musculoesquelético y el dolor neuropático.

 

Desafíos en la medición del dolor

El dolor es un síntoma multidimensional que, especialmente cuando es crónico, involucra la lesión o “disparador” original, síntomas asociados como fatiga, trastornos del sueño y cognitivos, y un impacto en la vida personal, familiar y social.

El tratamiento de pacientes con dolor crónico implica desafíos relacionados con su naturaleza multidimensional. Uno de los principales es cómo medir los resultados de las intervenciones. ¿Es posible medir el dolor? Se han explorado diversos instrumentos, pero con poca adopción en la práctica clínica diaria.

 

Escalas unidimensionales

Las herramientas más comunes son las escalas analógicas, consideradas unidimensionales porque solo miden la intensidad sin considerar otros aspectos clínicos. Estas escalas pueden ser visuales (línea de 100 mm), numéricas (0 a 10 o 0 a 100), con caras o colores. La elección depende de características del paciente como edad y función cognitiva. Gallasch y Alexandre compararon cuatro tipos de estas escalas en pacientes con bajo nivel educativo y concluyeron que las escalas numéricas son las más adecuadas, con un coeficiente de correlación intraclase de 0,99. Su facilidad y brevedad hacen que sean las más usadas. Sin embargo, se sabe que el dolor impacta más allá de la intensidad. En la práctica, dolores de baja intensidad pueden ser tan incapacitantes como los más severos. Otros aspectos como la funcionalidad y el grado de sufrimiento también cuentan. Las escalas unidimensionales no capturan esta complejidad.

 

Instrumentos multidimensionales

Por el contrario, los cuestionarios multidimensionales permiten evaluar no solo la intensidad del dolor, sino también fenómenos asociados, grado de discapacidad, aspectos emocionales e impactos sociales y laborales.

Estos cuestionarios pueden ser específicos para el dolor crónico o más generales, evaluando calidad de vida y estado de salud. También hay cuestionarios para enfermedades o síndromes particulares como fibromialgia, lumbalgia crónica, migraña y disfunción temporomandibular. Además, existen instrumentos para evaluar depresión, ansiedad, fatiga y sueño.

Entre los instrumentos multidimensionales destacan el Inventario Breve de Dolor (Brief Pain Inventory - BPI) y el Cuestionario de Dolor de McGill (McGill Pain Questionnaire - MPQ). El BPI usa una escala de 0 a 10 para medir la intensidad y la interferencia del dolor en caminar, actividades diarias, trabajo, actividades sociales, estado de ánimo y sueño. El MPQ contiene 78 descriptores en cuatro grupos y 20 subcategorías: sensorial-discriminativo, afectivo-motivacional, evaluativo-cognitivo y miscelánea. Cada subcategoría tiene de 2 a 6 descriptores. También incluye un ítem para evaluar la intensidad y cuenta con una versión corta (short form).

Otros instrumentos multidimensionales incluyen el Clinically Aligned Pain Assessment (CAPA) Tool, Defense and Veterans Pain Rating Scale, Geriatric Pain Measure, Pain Impact Questionnaire (PIQ-6), Pain Monitor y SF-36 Bodily Pain Scale.

 

Herramientas específicas para síndromes

Los cuestionarios específicos incluyen el Cuestionario Revisado de Impacto de la Fibromialgia (FIQR), la Escala Fibromiálgica (FS) y el Inventario de Sensibilización Central (CSI).

El FIQR, creado en 1991 y revisado en 2009, aborda actividades diarias, profesionales y la intensidad de los síntomas. Su puntuación va de 0 a 100, donde 0 indica ausencia de impacto y 100 el máximo impacto posible.

La FS, también llamada Escala de Malestar Polisintomático (PDS), suma dos índices de los criterios preliminares para el diagnóstico de fibromialgia (ACR 2010/2011/2016): Índice de Dolor Generalizado e Índice de Severidad de Síntomas. Su rango es de 0 a 31 y sugiere que la fibromialgia es un continuo, no una condición categórica.

La evaluación del dolor nociplástico en enfermedades reumáticas puede hacerse mediante el Inventario de Sensibilización Central. La parte A contiene 25 afirmaciones puntuadas en una escala Likert de 5 puntos, con un total de 0 a 100 puntos. La parte B evalúa si el paciente ha sido diagnosticado previamente con algún síndrome de sensibilización central.

El seguimiento de pacientes con dolor crónico, tanto en investigación como en la práctica clínica, puede usar cuestionarios generales para evaluar la calidad de vida relacionada con la salud. Dos herramientas frecuentes son el SF-36 y el WHOQOL-100. El SF-36 incluye 8 escalas (función física, limitaciones por salud física, vitalidad, dolor, percepción general de salud, función social, limitaciones por problemas emocionales y salud mental), con puntuaciones de 0 a 100 (0 = peor, 100 = mejor).

El WHOQOL-100 consta de 100 preguntas en seis dominios: físico, psicológico, nivel de independencia, relaciones sociales, ambiente y espiritualidad/religión/creencias personales, usando una escala Likert de 5 puntos con puntuaciones de 0 a 100.

Otros instrumentos generales incluyen Quality of Life Scale (QoL), Health Assessment Questionnaire (HAQ), Nottingham Health Profile (NHP), EuroQol y Quality of Well-being Scale (QWB). Su extensión y complejidad dificultan su uso diario.

 

Consideraciones psicométricas y aplicabilidad

Independientemente del instrumento, un desafío común es la aplicabilidad. Estos cuestionarios suelen requerir más tiempo y explicación, lo que dificulta su uso en consultas con tiempo limitado, especialmente en salud pública. Su uso puede ser viable donde otros profesionales de la salud puedan aplicarlos, aunque esto no es común en reumatología.

Otra limitación es el nivel cognitivo mínimo requerido para entender los cuestionarios, un obstáculo en países con acceso educativo limitado.

Los síntomas y comorbilidades asociados frecuentemente al dolor crónico también tienen sus propias métricas. Su evaluación debe considerarse especialmente cuando afectan significativamente al paciente o predominan sobre el dolor, y cuando merecen atención prioritaria.

Entre estos síntomas, la fatiga destaca por su impacto en la calidad de vida, siendo en algunos casos el síntoma más discapacitante. Por eso, es importante su cuantificación mediante herramientas como Fatigue Severity Scale, Fatigue Questionnaire, Multidimensional Fatigue Inventory, Fatigue Impact Scale y Brief Fatigue Inventory.

Para el sueño se usan: Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI), Athens Insomnia Scale (AIS), Insomnia Severity Index (ISI), Mini-Sleep Questionnaire (MSQ), Jenkins Sleep Scale (JSS), Leeds Sleep Evaluation Questionnaire (LSEQ), SLEEP-50 Questionnaire y Epworth Sleepiness Scale (ESS).

La relación entre depresión, ansiedad y dolor está bien documentada. Para depresión: Patient Health Questionnaire-9 (PHQ-9), Hamilton Rating Scale for Depression (HAM-D), Beck Depression Inventory y Zung Self-Rating Depression Scale. Para ansiedad: Generalized Anxiety Disorder 7 (GAD-7), Hamilton Anxiety Scale y Beck Anxiety Inventory, entre otros.

Un aspecto emocional importante en síndromes de dolor crónico con mecanismo nociplástico es la catastrofización, evaluada con cuestionarios como Pain Catastrophizing Scale.

Finalmente, todos estos cuestionarios deben ser validados en cuanto a validez de contenido, consistencia interna, reproducibilidad y capacidad de respuesta. Además, requieren procesos estandarizados de traducción y adaptación cultural para su uso en distintos países.

La búsqueda de una métrica simple y aplicable para el dolor crónico sigue siendo un desafío. Algunos síndromes y enfermedades específicas han logrado avances, pero la complejidad de este síntoma resiste el uso de una herramienta única. Las escalas multidimensionales ofrecen una evaluación más completa de este síntoma tan complejo. Se deben hacer esfuerzos para facilitar su uso, especialmente mediante la participación de otros profesionales de la salud.

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