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Un oasis llamado ciencia

Por : Estefanía Fajardo
Periodista científica de Global Rheumatology by PANLAR.



30 Junio, 2021

https://doi.org/10.46856/grp.25.e093
Citar como:
Fajardo E. Un oasis llamado ciencia [Internet]. Global Rheumatology. Vol 2 / Ene - Jun [2021]. Available from: https://doi.org/10.46856/grp.25.e093

"Atiende pacientes, está en el frente de respuesta de una pandemia. Es presidenta del Comité Científico de PANLAR 2021, también es mamá y en su tiempo libre bailarina. Así se resume la vida de la doctora Alejandra Babini. "

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“Mi nombre es Alejandra Babini, soy médica reumatóloga y especialista en clínica médica. Soy la jefa de Reumatología del Hospital Italiano la ciudad de Córdoba, Argentina. Fui presidenta de la Sociedad Argentina de Reumatología”, así se presenta la actual presidenta del Comité Científico de PANLAR 2021, lo que ella cataloga como “un honor”.

Y, “como si fuera poco”, dice, desde junio de 2020 está a cargo del área ambulatoria febril del hospital en el marco de la pandemia por covid-19. 

Luego de una conversación en la que habló de su día, cómo fue su semana en el hospital y el escape que ha sido presidir el Comité Científico. Sí, un escape, lo repite, quizá porque se desconecta por un momento de una realidad global, quizá porque se topa con trabajos sorprendentes, o también porque encuentra la unión de colegas de todo el continente en pro de un mismo objetivo… O todas las actividades al mismo tiempo. 

“Primero lo vi como una montaña difícil de escalar, pero en verdad PANLAR tiene mecanismos que hacen que sea súper participativo y creo que esto es algo muy de destacar, que hay un comité de Comité Ejecutivo y un presidente totalmente abocados a resolver, así como un equipo técnico de soporte”, cuenta y entre risas menciona que hay comunicación “como 10 veces al día” entre el comité y que eso ha hecho que se forje casi una hermandad . 

 

PROGRAMA

Cuando empieza a hablar del programa que tendrá PANLAR 2021 empieza por dar un preámbulo con cuatro palabras: tiene características súper interesantes. Lo siguiente es explicar cómo se dio el proceso y termina con los temas principales que se desarrollarán. 

"El 80% del programa científico son propuestas que fueron enviadas y fueron evaluadas por el comité científico de PANLAR. Eso me parece que es muy particular porque el programa está basado en los intereses que los reumatólogos de las Américas tienen y con muchos elementos locales de varios de nuestros países”, cuenta.

Se presentaron 291 trabajos científicos. De 61 presentaciones orales, 24 fueron seleccionadas como muy interesantes en cuatro sesiones, y los otros 267 pasaron a pósters electrónicos, los cuales además cuentan con una presentación que cada autor grabará. “Tratar de salvar un poco el aspecto de la presencialidad con la virtualidad de la mejor manera posible”, apunta.

El congreso será 12, 13, 14 y 15 de agosto. El 12  será el pre congreso y serán “tres bandas horarias interesantes, uno es un curso de repaso del Colegio Americano de Reumatología, el segundo es un curso de telemedicina y recursos virtuales supremamente interesante porque en estas épocas pandémicas uno tiene que como reumatólogo que encontrar las formas de no desatender al paciente reumatológico que tiene su patología crónica, y un tercer curso de repaso de reumatología pediátrica con un programa que fue enteramente propuesto por el grupo de estudio de Pediatría de PANLAR”, dice la doctora Babini. 

Y así como en junio las selecciones compiten en la Copa América, en agosto habrá una Copa América de Reumatología en el congreso. Allí cada país contará con una Selección de reumatólogos jóvenes. “Se trata de algo similar a un concurso de preguntas de Reumatología y algunas de cultura general y van sumando puntaje, una instancia pedagógica muy interesante. Todos miramos la Copa América hasta el final y es por la gloria, obviamente”, señala, agregando que también habrá sesiones de controversias de temas donde donde justamente no todo es blanco y negro, sino mucho gris, con temas como el síndrome antifosfolipido, lupus eritematoso sistémico y artritis reumatoidea de difícil manejo, en dónde habrá siempre uno a favor y en contra algunos puntos que se van a debatir, “la idea es que las sesiones no sea una conferencia tan tan magistral, porque la verdad que uno está hablando a gente muy experta”.

El covid-19 también tendrá lugar. Varias presentaciones en pósters y orales hay varias sobre cómo impacta la pandemia en la enfermedad reumatológica, así como las manifestaciones reumatológicas en lo que se llama el post covid o covid prolongado “y los reumatólogos tenemos un rol que jugar tanto en estar en la lucha contra, pero además ver paciente que ya se han recuperado que quedan con algunos signos y síntomas parecidos a enfermedades reumatológicas y habrá que seguir en el tiempo y ver en qué queda”, cuenta.

Una sesión que lleva por nombre ‘Covid en las Américas’, 90 minutos donde habrá presentaciones y un debate, así como la sesión del Colegio Americano también tratará de y sus manifestaciones y cómo le va a los pacientes reumatológicos en medio de esto.  “A ver si las enfermedades los predisponen más o menos, si los medicamentos tanto biológicos como no biológicos que le damos juegan algún rol para bien o para mal, y una sesión sobre vacunas y post covid”.

“Todas las enfermedades se van a ver reflejadas en este programa. También hay sesiones, por ejemplo, cómo revisar un artículo científico y cómo presentarlo; cómo difundir la ciencia hoy por hoy, cómo usar todos los medios y las redes para difundir conocimientos serios, científico y hacerlo correctamente, eso tiene que ver en cómo conecta con pacientes y la comunidad en general para que conozcan estas enfermedades. También una sesión sobre el paciente conocedor y experto en el tema y su rol en la dinámica de la relación médico-paciente, las necesidades de conectar y compartir la información y una relación de igual a igual”, menciona la doctora Babini. 

 

VIRTUALIDAD 

El fin del año 2019, casi sin saberlo, marcó el fin-al menos transitoriamente- de muchos eventos presenciales, dentro de los que se pueden mencionar los eventos médicos, a causa de la pandemia por covid-19. Ahora todo debe ser adaptado a lo no presencial, desde atenciones a pacientes, hasta estos encuentros que antes se podían traducir en charlas de pasillos, cafés entre sesión y sesión o encuentros con colegas de otros países. El reto, precisamente, va en el ‘enganche’ con la virtualidad en línea en el PANLAR 2021. 

 “Todos venimos dando charlas y conferencias por Zoom, Google Meet o  por la plataforma que sea. Aquí uno elige y elige algo que le interese, es un espacio donde te olvidas por un momento que estamos en donde estamos con el tema de pandemia. Además, la idea fue hacer un programa basado en los intereses que tienen los reumatólogos de PANLAR para que les sea interesante, así como que hemos puesto, a diferencia del año pasado, pequeños breaks pensando en que te tienes que levantar a hacer un cafecito o en Argentina y Uruguay un matecito, no hacer un programa tan ininterrumpido fue lo que pensamos para que de verdad se enganchen”, menciona.

Adicionalmente, explica, va a quedar grabado todo, “o sea que si se te complica la vida, pues puedes volver sobre las conferencias que quieras”, indicando que hay conferencias pregrabadas y otras en vivo. 

“Tratamos de armar un programa muy variado y que cubra un poco todas las expectativas de todo tipo de tema, los temas clásicos darle una vuelta de rosca, hacerlos más dinámicos, transformarlo en debate y pues que escuchen algo distinto, algo que te quede para tu práctica diaria o que te entusiasme para que nos pongamos a trabajar juntos todos en recabar datos”.

 

PROCESO

El Comité Científico está compuesto por ocho personas. Han sido dos reuniones virtuales las realizadas y luego el intercambio constante de correos electrónicos. Se repartieron tareas y en un plazo de dos semanas se leyeron todos, “y la que habla se leyó uno por uno los 291 trabajos para el double-check”. 

“No me ha pesado y para mí es un bálsamo, una alegría. Llego del hospital, cierro la parte tenebrosa, covidesca y entro al oasis de alegría, así que, para mí, el ayudar a organizar una alegría. Ha sido con mucho entusiasmo y un espacio en el cual me olvido de todo y parece que estamos en la vida normal por lo menos por un tiempito”, confiesa. 

Las propuestas educativas también la revisó este comité, “rechazamos solamente cuatro porque no entraba en el programa y hablamos con los autores para que quedaran para el año que viene”.  

Todos los países mandaron propuestas, así como los grupos de estudio, quienes llevan registros a nivel a nivel de América de varias patologías nuestras y empiezan a tener una producción científica de publicación en revistas de alto impacto, “es así como se convierte en una plataforma y para que de ahí salgan publicaciones científicas de alto nivel para todos los los trabajos científicos”. 

 

SU VIDA

“Mi papá ingeniero y mi mamá profesora de piano, o sea que no fue por ese lado que me vino la vocación, pero los 16 años me pareció que esto me gustaba”. Con estas palabras empieza a contar su historia más allá de una selección de trabajos científicos y de unas jornadas extenuantes de trabajo en medio de una pandemia.

“Mi papá trabajó en Naciones Unidas durante mucho tiempo, nací en Argentina y viajamos un poco por el mundo durante un tiempo. Terminé mi colegio secundario en Roma y cuando decidí estudiar Medicina, regresé para Argentina y, en realidad, tengo decir que cuando roté por el área de Reumatología me encantó”, confiesa, agregando que, además, fue la primera residente del hospital privado con sus dos jefes, Francisco Caeiro y Alejandro Albarelos.

En el hospital donde labora actualmente creó el servicio de Reumatología y, dice, “de verdad que una especialidad y cambió muchísimo desde que yo empecé, que ya era súper interesante, en donde el advenimiento de nuevas terapéuticas lo transformó en un área de constante cambio y cada vez tenemos más soluciones para enfermedades que no la tenían hace 20 años”.

“Yo soy viuda hace ya casi 14 años y los niños eran pequeñitos, así que fue intenso llevar la profesión bien y equilibrar y gracias a mucha gente, pero a mis dos papás que me ayudaron muchísimo a poder ir adelante en la vida y la Medicina era solamente una parte de la vida de uno”, relata. 

Su hijo más grande, Manuel, tiene 25 años y es periodista, hace 3 años que vive en Australia. Su hija, Lucía, tiene 23, está cursando quinto año de Medicina y está inclinada en hacer algo quirúrgico, “así que sería niña de quirófano, que para para mí era horroroso porque no me gustaba para nada”, dice entre risas.

Fue sorpresa cuando Lucía le contó que iba a estudiar Medicina. “El examen de ingreso era en febrero y la niña en diciembre me dice. Yo la veía, como es defensora de pobres y ausentes, entonces la veía como abogada u otra cosa. Me sorprendió y no voy a negar que me alegró y por dentro y pensé que a pesar de que estos dos se aguantaron esta madre médica que ha trabajado muchísimo, esto no le espantó, y lo hace con una dedicación que, en mi opinión, será muchísimo mejor que yo”, dice con orgullo propio de una madre.

 

DESAFÍO PROPIO

Aunque en estos momentos no es posible hacer mucho, y tampoco hay tiempo libre para hacer otras actividades, a la doctora Babini le gusta encontrarse con sus amigos y, cuenta, Lucía va danza desde que tiene dos años y medio “y tanto que uno iba y esperaba que le salga, pues las mamás mamás le dijimos a la profesora que queríamos una clase para las madres, entonces empezamos a bailar y entonces bailé mucho tiempo flamenco y hace 4 o 5 años ritmos latinos: salsa, bachata, merengue. Adoro bailar, es más, en las fiestas de PANLAR siempre salgo a bailar primero”, confiesa. 

“Uno se desafía, porque de una cosa es bailar y otra en serio con una profesora que hacen bailar hasta al menos apto. Uno dice que qué hace a los 50 sufriendo, con miedo escenico, pero luego lo disfrutas, haces amigos. Ahora lo hacemos por Zoom y seguimos bailando cada uno en su casa sin tregua por lo menos para tener un espacio no solo de actividad física, sino de irte, de usar el cuerpo para transmitir otra cosa. Eso, sin duda, hay que ponerlo primero como hobby, y en otra reencarnación me dedicaría sin duda al baile”, revela.

A sus pacientes le ha aprendido la perseverancia, “la responsabilidad de la confianza depositada de mí devolverlas con creces y muchos de ellos me honran muchísimo con su amistad. Tengo pacientes jóvenes que les veo nacer, los hijos y hacer su vida normal, siempre se aprende, la superación, esa capacidad de resiliencia que tienen y lo tomo para mi propia vida. La verdad que aprendo muchísimo de ellos”.

No ser cruel, pero sí certera. No disfrazar la realidad, pero sí hacerla más llevadera y que si 500 veces preguntan, 500 se responde. Esas, tal vez, se han convertido con el tiempo en sus premisas y ahora logra aterrizarlo en un entorno de pandemia que es desconocido, como lo pueden llegar a ser las enfermedades que diagnostica. “Primero hay que aquietar la mente para que el cuerpo se pueda sanar”, manifiesta. 

 

TIEMPOS DE PANDEMIA

Precisamente de la pandemia, dicen, “a nivel personal nunca vi morir tanta gente y a nivel profesional es tremendo porque es la primera línea de trinchera”.

“Para manejar tanta desgracia y tanto muerte, creo que tienes que tener resuelta la tuya propia, tener muy claro, si no, no puedo estar ahí. Cada vida que le hemos podido quitar a este bicho, es una gran satisfacción y entender que la Medicina puede hasta dónde puede agregar, uno aprende a respetar la vida y valorarla mucho más, pero ver tanto sufrimiento decirle que vas a internar a su papá o hijo porque tiene neumonía covid bilateral y es un pronóstico reservado, y ver las lágrimas del familiar que no saber si lo va a volver a ver  o no, es demoledor para mí”. 

Una cosa, confiesa, “es que yo aprenda a vivir con eso y otra cosa es que me duele cada una de todas estas situaciones familiares, es demoledor, pero el día que me deje de doler un paciente mío no podré ser más médica”. 

Tiene momentos en los que confiesa tiraría el celular contra la pared, pero sabe que “hay que contar hasta tres y seguir” y “alguien lo tiene que hacer, alguien debe estar aquí”, y así lo ha hecho desde el comienzo de la pandemia. Entrega y vocación, palabras que llevan a otra que le llena el corazón: agradecimiento. 

Finaliza diciendo que sabe que es fuerte, que aunque esté cansada, puede con más. Se le “estruja el alma” y sabe que después de esto “no seremos los mismos, ya no somos los mismos". Y no es malo, quizá es lo que nos tocó para crecer como personas”.

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