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Graciela S. Alarcón, mentora en la esfera académica y en la vida familiar

Por : Estefanía Fajardo
Periodista científica de Global Rheumatology by PANLAR.



22 Julio, 2022

https://doi.org/10.46856/grp.25.e128
Citar como:
Fajardo E. Graciela S. Alarcón, mentora en la esfera académica y en la vida familiar [Internet]. Global Rheumatology. Vol 3  / Jul - Dic [2022]. Available from: https://doi.org/10.46856/grp.25.e128

"La doctora Graciela Alarcón ha sabido llevar exitosamente tanto su quehacer académico como sus responsabilidades familiares. Dentro de sus muchos logros en el campo de la Reumatología, sus investigaciones en lupus, particularmente dentro de poblaciones hispanas han alcanzado reconocimiento global. En esta entrevista recuerda pasajes de su vida, su trayectoria profesional y académica, su pasión por la Reumatología y lo que ahora significa apoyar a las nuevas generaciones."

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Graciela S. Alarcón, mentora en la esfera académica y en la vida familiar

Estefanía Fajardo

Recibido 23 de Junio /Aceptado 11 de Julio / Publicado 22 Julio, 2022


Cite as : Fajardo E. Graciela S. Alarcón, a mentor in the academic sphere and family life. Global Rheumatology 2022. Available from: https://doi.org/10.46856/grp.25.et128

Nació en 1942, cuarta de cinco hermanos. “Desde niña me han llamado Chela y así es como me llama la gente, familiares y amigos que me conocen de cerca”. Su padre, ingeniero civil “era muy trabajador”, y su madre, “una ama de casa cariñosa y profundamente entregada a sus tareas”. Recuerda que “siempre se nos inculcó a mis hermanos y a mí que debíamos estudiar, que una profesión era importante. Mi madre no lo hizo porque cuando ella creció era infrecuente que las mujeres asistan a la universidad, o aún siquiera que terminaron la secundaria; mi madre, sin embargo, era una persona que gozaba mucho de la lectura por iniciativa propia. Ambos, mi padre y mi madre, nos inculcaron que una profesión sería algo que nos serviría no solo personalmente sino también que sería algo beneficioso para la sociedad”. Además de mentora, investigadora y docente, la doctora Alarcón es también esposa, madre y abuela.

Escogió Medicina como carrera sin haber seguido patrón familiar alguno: “No había un médico en mi familia. Me interesó la Medicina por dos razones: mi desarrollo personal y la posibilidad de ayudar a personas con necesidades de salud”. 

Y continúa: “En la escuela de Medicina se tiene la oportunidad de enfrentar una variedad de enfermedades y enfermos; el atractivo de la Reumatología es que se trata de una especialidad que abarca muchos aspectos de la medicina interna, es esencialmente integral. Las rotaciones hospitalarias nos permiten, por ejemplo, lidiar con enfermedades como el lupus que afecta diferentes sistemas y más frecuentemente a mujeres jóvenes, lo cual representa un profundo desafío. Al lado de ello, el estímulo de brillantes maestros, profesores de muy alta calidad tanto en el Perú como en Estados Unidos, me permitió decidir, desde mis primeros años de estudiante, que Reumatología iba a ser mi especialidad… El camino es largo, pero se llega”.

  

EL PROCESO

“No ha sido fácil”, dice. Los múltiples roles que ha debido afrontar prácticamente al mismo tiempo en varios periodos de su vida, son responsabilidades frente a las cuales “he tenido la suerte de contar con el apoyo y la comprensión de mi esposo y de mis hijos”. Con su esposo, Renato Alarcón, médico psiquiatra, viajaron a Estados Unidos en agosto de 1967 para continuar su formación. 

Ella se formó en Medicina Interna y Reumatología (1967-1972) en el Baltimore City Hospital, afiliado a Johns Hopkins y, en su último año en Baltimore, obtuvo en Hopkins el grado de Máster en Salud Pública. Entre sus maestros y modelos académicos menciona a los doctores Carlos Petrozzi, Benjamín Alhalel, Larry Shulman, Alex Townes y Mary Betty Stevens, así como Helen Abbey y Abraham Lilienfeld. En agosto de 1972 regresaron a Lima para trabajar en la Universidad Peruana Cayetano Heredia, su Alma Mater, retornando luego a Norteamérica en enero de 1980.

“Llegamos a la Universidad de Alabama en Birmingham (UAB), donde mi esposo asumió el cargo de Profesor de Psiquiatría y a mí me aceptaron como Fellow de Reumatología en la División que dirigía el Dr. J. Claude Bennett. Poco a poco, con gran esfuerzo, pude lograr hacerme un lugar en la División y en la Escuela de Medicina, como docente e investigadora”. Efectivamente, en seis años llegó a la posición de Profesora de Medicina y Reumatología y, poco después, fue nombrada como titular de la cátedra Jane Knight Lowe de Reumatología en UAB.

Ser mujer, extranjera, hablar con acento, tener hijos pequeños, son factores, “que se consideran de alto riesgo en una carrera académica, porque en realidad no se sabe en qué momento se puede recibir una llamada que nos obligue a tener que salir precipitadamente al colegio de uno de los hijos”, cuenta la doctora. En ese contexto, el apoyo de sus colegas en UAB fue decisivo y alentador, “la comprensión de situaciones como que salir intempestivamente de la labor hospitalaria no significa dejar de lado las responsabilidades académicas o asistenciales. Ha sido difícil, pero se ha podido hacer”.

Ninguno de sus hijos se inclinó por la Medicina. “Nuestros hijos decían que trabajábamos mucho. Pero la verdad es que en toda profesión hay trabajo excesivo”, cuenta. Su hija mayor, Patricia, es arquitecta; la segunda, Sylvia, es profesora; y el menor, Daniel, es escritor, periodista y profesor de la Universidad de Columbia: “Debo añadir que los tres trabajan intensamente”.

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La doctora Alarcón en uno de los congresos del ACR, a mediados de los noventas, en compañía de algunos de sus fellows.

 

EXPERIENCIA PANLAR

En 2008, la doctora Alarcón recibió de PANLAR el título de Maestra de la Reumatología; sin embargo, su historia con la institución data de varios años atrás y se mantiene intensa hasta el presente. De hecho, sigue participando activamente en el cumplimiento de los objetivos de PANLAR a través del fomento de la investigación en las nuevas generaciones de especialistas de nuestra región.

“Desde los setenta que estaba en Perú he participado en los congresos de PANLAR. Una de las contribuciones que he hecho a lo largo de los últimos 20 años ha sido la selección de candidatos para el premio de investigación que otorga PANLAR. Este se creó inicialmente con el apoyo de la industria farmacéutica, con el objetivo de estimular a investigadores en Latinoamérica para que lleven a cabo estudios en la región”. 

Asimismo, a través de los años, ha monitoreado de cerca, mediante reportes trimestrales que ella revisa personalmente. El progreso de las investigaciones llevadas a cabo por los premiados. De esta manera, “el premio no cae en terreno árido, sino que realmente produce frutos tangibles”.

Ella es, además, Editora en Jefe de la revista Journal of Clinical Rheumatology, fundada por el Dr. Ralph Schumacher, ya fallecido. Él dejó un fondo para que se crease un premio en su nombre y la doctora Alarcón está también a cargo de la selección de los postulantes, así como del seguimiento de la conducción y realización de los proyectos.

“El mundo está cada vez más conectado, proceso que definitivamente incluye a América Latina, señala, “y justamente estos premios se dan para estimular el desarrollo de la investigación. Uno de los problemas en nuestros países es que el médico termina tratando de compensar el reducido salario que recibe a nivel hospitalario con su práctica privada y no le queda tiempo para hacer investigación. Los premios PANLAR y Schumacher tienen por objetivo el tratar de estimularla”.

Con la perspectiva de 42 años transcurridos desde su retorno a Estados Unidos, sostiene que actualmente “la percepción hacia el latino que labora en los Estados Unidos a nivel académico es diferente a la de décadas atrás”. Ha sido mentora en UAB de muchos jóvenes investigadores latinoamericanos, entre ellos varios del Perú. 

“Hoy en día, hay una muy buena actitud para captar a candidatos de nuestro continente, ya no hay esa reticencia que había hace 40 años. La comunidad académica es mucho más abierta y reconoce el entrenamiento que tiene lugar en los países de América Latina”, asevera.  

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Graciela Alarcón en 2009 se retiró formalmente de UAB, aunque ha seguido estrechamente ligada a la institución.

 

LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN

En el Perú, su tarea principal fue la de desarrollar la especialidad y hacer investigación que todavía era limitada por la falta de recursos. Al retornar a los Estados Unidos, ya tenía claro, sin embargo, que una profesional académica, profesora universitaria, debía desempeñarse en todas las ramas de la práctica médica: administración, enseñanza, investigación y cuidado de pacientes.

“Cuando empecé en UAB en los años ochenta, me dediqué al estudio de la artritis reumatoide que es una enfermedad que afecta más a las mujeres que a los varones”. Posteriormente, en los años 90, “se presentó la oportunidad de postular para obtener fondos destinados al estudio del lupus en poblaciones minoritarias”, cuenta. 

El equipo liderado por la doctora Alarcón ganó la contienda “y estos fondos permitieron que desarrollara un programa de investigación en lupus que incluía a la población hispana. Hasta ese momento, se reconocía que el lupus, en general, afectaba más a mujeres jóvenes negras o afroamericanas que a blancas, pero se desconocían totalmente las características de la enfermedad en la población hispana”.

“No solo nos enfocamos en las poblaciones que podrían llamarse tradicionales sino también en la población hispana y, con la experiencia previa de haber visto un lupus muy severo en la población peruana, ya teníamos una base. Formamos un grupo de trabajo colaborativo entre nuestra universidad, la Universidad de Puerto Rico (Dr, Luis Vilá) y la Universidad de Texas en Houston (Dr. John Reveille) para estudiar estas tres poblaciones y dimos a este estudio el nombre de LUMINA (Lupus in Minorities: Nature vs. Nurture).

No era claro hasta qué punto la enfermedad era más severa en poblaciones no blancas, considerando tanto las diferencias genéticas como las socioeconómicas. “El estudio del lupus fue básicamente mi línea de trabajo en mis últimos 15 a 20 años en UAB y también después, porque aun cuando estoy retirada, sigo altamente involucrada en el tópico”.

La doctora Alarcón insiste en que la Reumatología “es una rama de la Medicina que se ocupa de muchos otros aspectos o áreas, no está limitada solamente a las articulaciones; se ocupa del estudio de enfermedades sistémicas como el lupus y otras, que pueden ser muy serias y  comprometer órganos profundos como el riñón, el corazón y el sistema nervioso, entre otros; todo ello constituye un desafío ya que hay que manejar a estos pacientes teniendo en cuenta la múltiple naturaleza de su enfermedad, muchas veces diferente en cada uno de ellos”.

Confiesa también que lo que atesora de toda esta experiencia es el “haber puesto en el mapa la severidad de lupus en la población hispana de los Estados Unidos, lo cual representa una contribución mayor. Otra de ellas es que hemos demostrado, en base a los datos de la cohorte LUMINA, que una de las medicinas que se usaba en el lupus, pero que no se consideraba como de alta eficacia, sí tenía un efecto importante en prevenir el daño de los órganos afectados prolongando así la vida en estos pacientes. Se trata de la hidroxicloroquina; los datos brindados por estos estudios han sido muy bien recibidos y son frecuentemente citados en la literatura mundial; de hecho, puede afirmarse que han contribuido a cambiar la estrategia para el manejo adecuado de los pacientes lúpicos”.

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En el centro, la doctora Alarcón, durante un congreso mundial de Lupus que tuvo lugar en San Francisco, Estados Unidos, en 2019.

MENTORÍAS E INVESTIGACIÓN

En 2009 se retiró formalmente de UAB, aunque ha seguido estrechamente ligada a la institución y continúa su trabajo con las cohortes de GLADEL (Grupo Latinoamericano de Estudio del Lupus) y de LUMINA. GLADEL, en particular, cuenta con investigadores jóvenes, algunos de los cuales han sido sus fellows y a quienes ella continúa brindando ayuda y apoyo. 

“La presencia y el trabajo de los mentores es una manera sumamente relevante de estimular la investigación, de mostrar el camino; tengo la profunda satisfacción de seguir haciéndolo”. Y agrega emotivamente: “No me quiero desvincular. Esto es lo que me estimula a seguir adelante. Hemos seguido publicando datos de ambas cohortes así como de otros grupos a los que pertenezco, o sea que mi actividad académica continúa; es éste el motor que me mueve y que combino con la actividad familiar”, agrega. 

Es importante brindar apoyo consistente a los que apenas empiezan a recorrer el camino, jóvenes médicos o científicos hispanos o latinoamericanos que llegan a Estados Unidos con deseos de avanzar e investigar. 

“Cuando yo empecé en Medicina –nos dice—creía defenderme en cuanto a mi dominio del inglés, pero en realidad era precario; sé entonces cómo se sufre cuando uno no puede expresarse adecuadamente. La corrección y sugerencias editoriales de textos que mis jóvenes colegas me envían es algo que hago de todo corazón. Los leo detenidamente, los edito, se los envío, lo vuelven a corregir y poco a poco va quedando un manuscrito que ya está en condiciones de ser enviado a una revista científica”.

Al hablar de sus pasatiempos, menciona como principal la labor de ser abuela. Recuerda que enseñó a coser a su nieta, Lucía, que hoy tiene 17 años y está próxima a iniciar sus estudios universitarios. Con los más pequeños, las actividades principales son entretenimiento con juegos de mesa, una faceta que la califica como “una gran experiencia” cognitiva y afectiva, ya que el aprendizaje (de pequeños trucos de la tecnología que estimulan nuestras neuronas, por ejemplo) y las expresiones de cariño y comprensión son experiencias mutuas, bidireccionales.

“Estoy orgullosa de ser quien soy, dedicada a una carrera que amo y cada vez más convencida de que las mujeres en Medicina, y en Reumatología en particular, juegan un papel crucial en el cuidado de los pacientes y en el futuro de la profesión”, puntualiza la doctora Alarcón. 

De su experiencia y visión como testigo de cambios significativos en la composición y aspectos sustanciales de la subespecialidad, concluye que “sin duda, las cosas han mejorado para la mujer en Reumatología y Medicina en las últimas décadas.  Y el futuro es promisorio pese a que persisten todavía cuestiones de conflicto y debate como las relacionadas con situaciones de género y temas de controversia en los terrenos de estudio e investigación”.

Finalmente, la doctora Alarcón hace un análisis de la situación actual en nuestra región y los consejos para los nuevos especialistas. “Creo que los médicos que ahora deciden formarse en la especialidad de Reumatología tienen por delante un porvenir altamente promisorio; se ha avanzado considerablemente en la comprensión de las enfermedades que manejamos y en cómo tratarlas, de manera tal que los pacientes que atendemos puedan mantenerse activos tanto personal como social y laboralmente. La especialidad requiere trabajo y esfuerzo continuo de parte de todos los reumatólogos, de manera tal que el conocimiento teórico y práctico, clínico y de investigación y docencia siga avanzando”.

A nivel mundial en la actualidad, agrega, “las mujeres médicas consideran a la Reumatología una especialidad atractiva; y no puede ser de otra manera ya que, como lo he señalado, alguna de las enfermedades más serias que manejamos, como lo es el lupus, afectan en mucha mayor proporción a las mujeres. La especialidad acoge plenamente a jóvenes profesionales mujeres, sin el cuestionamiento tácito o expreso que ocurría hace algunas décadas. A los reumatólogos en formación, hombres y mujeres en nuestra región y en otras partes del mundo, les auguro lo mejor en un campo significativamente fascinante”, concluye. 

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